A los 18 años comencé a emprender en la ciudad de Segovia en España. Monté 2 tiendas a pie de calle, y puedo asegurar al lector que un sistema POS o TPV puede hacer triunfar o fracasar un negocio por muy buenos precios que tenga o muy innovador que resulten sus productos.
Aún me acuerdo cuando nada más abrir la primera tienda, pensábamos que íbamos a triunfar rápidamente porque teníamos los mejores productos y unos precios un 10% más baratos que la competencia. Al principio venía mucha gente a comprar, pero a medida que pasaba el tiempo íbamos viendo como los clientes volvían a ir a las otras tiendas que llevaban allí toda la vida y salían de ellas con productos más caros que en la nuestra.
Acabamos cerrando al año y medio de abrir, claro. La causa me la dio algún cliente demasiado sincero y al que desgraciadamente no hice ningún caso: Atendíamos muy lentamente a los clientes. Ahora lo veo claro. Sin duda alguna, eso que de cada cliente tuviera que esperar una media de 4 minutos para que le diera su factura acababa por desesperar a cualquiera. El procedimiento era el siguiente: yo tenía los precios en papel y fabricaba las facturas con Microsoft Word. Los precios de los productos que no tenía en stock tenía que mirarlos en la web del mayorista, y para más inri no tenía una impresora rápida. Puede usted imaginar la tortura a la que sometía a mis clientes al hacerlos esperar 4-5 minutos hasta que podían irse con una factura tamaño gigante en debajo del bazo.
Hubieron veces incluso se creaban momentos de tensión al aburrirse el cliente harto de esperar y me decía que volvía por la tarde o al día siguiente a por la factura.
¿Podría decirse que mi negocio fracasó por no tener un POS / TVP lo suficientemente rápido y dinámico para atender a mis clientes? Estoy absolutamente seguro de que la respuesta es Sí.